jueves, 13 de enero de 2011

La acampada donde surgió la chispa

Quedamos un sábado antes del "evento" en mi casa (mis padres solían escaparse los fines de semana a la playa) aprovechando que estaba solo.

Intenté quedar guay como anfitrión y compré bebida y preparé un piscolabis (me encanta esta palabra) para organizar la acampada... cuando nos íbamos Mario y yo bastaban unos sacos, esterillas, una nevera y poco más... cuando vas con chicas las necesidades son otras: colchón hinchable, archiperres de cocina, sillas, mesas, y un largo etcétera que hizo que tuviéramos que coger un remolque para evitar ir en 10 coches...

Esa tarde conocí a Sara.

Al final en un barrio no muy grande todo el mundo conoce a todo el mundo, pero jamás había hablado con las amigas de Lara. La sorpresa fue agradable, porque aunque en principio pareció muy seria y poco comunicativa, según avanzaba la tarde, empezó a participar en la organización y me pude dar cuenta de que sabía de lo que hablaba... las otras amigas eran totalmente urbanitas pero Sara conocía el tema de la acampada.

Mario estuvo perdido un rato con Lara, supongo que él en ese momento sólo pensaba en comprar condones para el puente, se lo perdoné, aunque me sentó un poco mal al principio tener la responsabilidad del grupo, pero luego uno que es muy protagonista, le coge el gusto y se sube el ego cuando alguien reconoce un trabajo bien hecho.

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