miércoles, 1 de febrero de 2012

Mi llegada al "darkside"

La decisión ha sido dura, pero el viernes pasado, tras una discusión chorra (como todas las últimas) que se catapultó hasta que Sara le contó a Elena nuestra situación hizo que el sábado recogiera lo mínimo necesario y me fuera a mi nuevo hogar.

Yo en la cocina preparando la cena y ellas dos encerradas en el baño de nuestra habitación, yo sentí llorar a la peque, pero pensé que su madre había puesto el agua demasiado caliente o algo así, pero no, después de estar casi tres semanas de vacaciones en navidades insistiendo en decírselo para que tuviera unos días tranquilos sin cole ni nada y va y se lo dice ahora que han comenzado las clases (hace días, claro) y encima sola, sin contar conmigo.

Cuando Elena vino a la cocina para ver si tenía su cena me preguntó del tirón y sin anestesia: "Papa, ¿es verdad que en tu nueva casa vas a tener una habitación de juegos? ¿ahora vas a vivir con los abuelos?"

A mi me dejó de piedra, mire a su madre y le dije, que sí, que de momento me iba a casa de los abuelos y que más adelante quizás tendría una casa nueva.

Serví la cena y me fui a la cocina en busca de las explicaciones que Sara me tenía que dar, ese no era el trato ni la manera de decírselo "oficial" de la psicóloga, pero como siempre a su bola, la cuestión fue un poco menos dramática de lo que me había imaginado.

Ella dijo que había sido la mejor opción y que era mejor para la peque que se lo explicara ella. Yo me fío de lo que la dijo, más que nada porque la peque no ha llorado delante mía y aunque al principio estaba como enfadada conmigo, su actitud ha cambiado y tan sólo me pregunta si me voy a quedar a dormir cuando voy por casa...

Yo le expliqué que aunque no durmiera en casa, por el día todo iba a ser igual que siempre, que la llevaría a sus clases de baile o de inglés, que haría los deberes con ella... y que su padre la quiere igual o más que antes y que no se preocupara porque siempre que me necesitara me tendría a su lado.

Fue una noche rara, viernes, cansado de toda la semana y sin poder dormir por el paso que iba a dar, pero lo tenía decidido: mañana me iría.