miércoles, 7 de marzo de 2012

Ha pasado un mes

Tal y como comenté en la otra entrada, el sábado después de que la niña supiera lo que estaba pasando bajé al trastero, cogí una maleta grande y después de desayunar empecé a llenarla con mi ropa, calzado y demás "staff".

A la hora de la comida estaba medio instalado en mi nuevo/antiguo hogar, raro, solo, triste...

No sé si habrá sido casualidad, pero el día que me fui a vivir con Sara mis padres se habían ido de viaje... y ese fin de semana también lo estaban.

Llamé a mi hermano para ver si me podía ayudar a montar un armario que mis padres compraron para el momento del traslado y así pasamos la tarde hasta que nos fuimos a cenar en su casa.

Después de jugar un rato con mi sobri, decidí irme a mi nueva casa, a descansar porque la tensión de las últimas semanas no me dejaba descansar... al principio extrañé un poco la cama, le di alguna vuelta a la cabeza, pero cuando Morfeo se sentó a mi lado no tardé mucho en caer en coma.

Estas semanas han sido cuanto menos extrañas… aunque me siento arropado por mi familia que está ahí siempre (mi padre incluso me ha alquilado una plaza de garaje porque el aparcamiento en su zona está fatal), me falta “algo” y aunque veo a Elena todos los días, cuando la dejo en casa con Sara, o subo a hacer los deberes con ella tengo sentimientos enfrentados: por una lado me pregunto “¿qué hago aquí?” pero por otro lado aún tengo la cabeza loca porque me está costando más de lo normal olvidar a Sara…


miércoles, 1 de febrero de 2012

Mi llegada al "darkside"

La decisión ha sido dura, pero el viernes pasado, tras una discusión chorra (como todas las últimas) que se catapultó hasta que Sara le contó a Elena nuestra situación hizo que el sábado recogiera lo mínimo necesario y me fuera a mi nuevo hogar.

Yo en la cocina preparando la cena y ellas dos encerradas en el baño de nuestra habitación, yo sentí llorar a la peque, pero pensé que su madre había puesto el agua demasiado caliente o algo así, pero no, después de estar casi tres semanas de vacaciones en navidades insistiendo en decírselo para que tuviera unos días tranquilos sin cole ni nada y va y se lo dice ahora que han comenzado las clases (hace días, claro) y encima sola, sin contar conmigo.

Cuando Elena vino a la cocina para ver si tenía su cena me preguntó del tirón y sin anestesia: "Papa, ¿es verdad que en tu nueva casa vas a tener una habitación de juegos? ¿ahora vas a vivir con los abuelos?"

A mi me dejó de piedra, mire a su madre y le dije, que sí, que de momento me iba a casa de los abuelos y que más adelante quizás tendría una casa nueva.

Serví la cena y me fui a la cocina en busca de las explicaciones que Sara me tenía que dar, ese no era el trato ni la manera de decírselo "oficial" de la psicóloga, pero como siempre a su bola, la cuestión fue un poco menos dramática de lo que me había imaginado.

Ella dijo que había sido la mejor opción y que era mejor para la peque que se lo explicara ella. Yo me fío de lo que la dijo, más que nada porque la peque no ha llorado delante mía y aunque al principio estaba como enfadada conmigo, su actitud ha cambiado y tan sólo me pregunta si me voy a quedar a dormir cuando voy por casa...

Yo le expliqué que aunque no durmiera en casa, por el día todo iba a ser igual que siempre, que la llevaría a sus clases de baile o de inglés, que haría los deberes con ella... y que su padre la quiere igual o más que antes y que no se preocupara porque siempre que me necesitara me tendría a su lado.

Fue una noche rara, viernes, cansado de toda la semana y sin poder dormir por el paso que iba a dar, pero lo tenía decidido: mañana me iría.

jueves, 12 de enero de 2012

Acuerdos

A principios de semana fuimos a otra sesión con el mediador.

Esta vez teníamos que hablar de horarios y reparto de tiempos con Elena, la peque (nombre ficticio)

Durante todas las vacaciones no hemos hablado del tema en ningún momento... porque estábamos de vacaciones y porque no hemos parado por casa, juntos y por separado, con la peque y sin ella.

Después de las sesiones anteriores la actitud de Sara cambió algo, parecía que empezaba a ver un poco la luz al final del túnel, pero nada... tan solo fue un espejismo de algo que deseaba que ocurriera.

Nuestra relación ha mejorado bastante, no hay esa tensión que hubo hasta antes de navidad, pero de vez en cuando hay algunos "picos" de tensión... yo intento controlarme todo lo que puedo pero ella no, cuando le da el arrebato explota y a veces pierde un poco los papeles en situaciones tan idiotas como por ejemplo la de ayer.

7 de la tarde, volvemos de clases de inglés y Sara está preparando la cena, unas tortillas de patatas. Elena ya hizo los deberes antes de ir a inglés pero le queda repasar un poco (está con las tablas de multiplicar). Yo tengo que hacer unas modificaciones de una web y Sara está atendiendo a la peque y a la sartén y yo no me entero que va a cuajar las tortillas mientras que Elena está constantemente preguntando dudas... Sara se desespera y entonces oigo maldecir en la cocina y dar golpes con platos y sartenes... la tormenta está a punto de caer, me acerco a ver que puedo hacer y entonces me dice que no puede estar a todo, etc.

Yo no sé que está haciendo todo a la vez si no estoy con ellas, y lo más lógico es que me hubiera llamado y también hay que decir que cuando la peque tiene una tarde tonta no hace más que llamar a su madre o su padre y puede llegar a desesperarte, pero es una niña, tiene inseguridades y le gusta que estén con ella mientras hace los deberes (a ésto la hemos estado acostumbrando nosotros y debemos ir poco a poco cambiando el chip).



Al final las tortillas no quedaron tan mal como ella pensó pero hubo un momento de tensión que se hubiera podido evitar... lo que me molesta es que ella piense que estaba navegando por internet haciendo el tonto y no valore que yo trabaje con el ordenador y se piense que estoy continuamente en el facebook o yo que sé...

De momento seguimos sin decirle nada a Elena, yo ya he hablado con mis padres que en el momento que hablemos con ella me iré a vivir a su casa (por el momento), pero Sara sigue teniendo dudas... no sé que tipo de dudas, la cosa está muy clara, al menos para mí: has dejado de querer a la persona con la que convives, ya no sientes lo de antes y lo mejor es que cada uno viva por su lado, llevándose bien y compartiendo todo lo común de buen rollo y ante todo lo que prima es el bienestar de Elena, que no se sienta sola, desplazada y que apenas note que sus padres ya no viven juntos.

En esta última sesión aclaramos el tema de los gastos comunes, extraordinarios y demás y también plantamos las bases de reparto de tiempos de Elena (cole, vacaciones, cumpleaños, fiestas...)

En la próxima cita nos enseñará un borrador del documento en el que nos basaremos en caso de no haber un entendimiento o de que falte el buen rollo que, de momento, impera en torno a este asunto.

martes, 3 de enero de 2012

¿Cómo decírselo a nuestra hija?

Solamente escribir el título de la entrada me pone un nudo en la garganta... yo, que soy más tierno que el día de la madre me he ido haciendo poco a poco el duro (o es mi corazón el que se ha ido endureciendo) y cuando saco el tema con las pocas personas que saben por lo que estoy pasando ya no se me cortan las palabras y se me saltan las lágrimas... sí, soy un hombre y lloro, y no me arrepiento de ello ni soy menos macho ni todas esas majaderías que se suelen comentar en corrillos de hombres.

He llorado mucho, a solas, cuando me metía en la cama por las noches y recordaba las situaciones que había vivido ese día, en el coche, de camino al trabajo cuando más solo me sentía... mirándome al espejo cada mañana ...

Ahora no tengo ningún problema de hablar de todo esto a excepción de cuando nombramos a la peque.

Es muy triste lo que estamos viviendo y ella, con su edad y en su mundo, aunque a veces se da cuenta de que hay "tensión" en la casa, no sospecha lo que está sucediendo y menos ahora que hemos estado más de dos semanas de vacaciones con ella todo el día, haciendo deberes pero también jugando y compartiendo esos momentos que solo un padre que está a punto de abandonar el hogar familiar sabe disfrutar.

Aunque Sara y yo estamos pasando por un momento de tranquilidad, aún no hemos dado el paso de decírselo a la peque.

Supongo que al principio será duro (para todos) pero como todo el mundo dice, los niños son los primeros que se adaptan a los nuevos cambios, y al igual que no le costó mucho volver a dormir en su habitación (después de más de un año durmiendo en la "cama grande" con su madre) el que su padre no duerma en casa tampoco creo que sea muy traumático.

Porque lo que queremos es una custodia compartida, aunque oficialmente haya unas fechas definidas, habrá libertad para, con un orden para no desestabilizar a la peque, poder modificar los días, horarios, etc. y hacer que sea como el día a día de hoy, y sobre todo que pase el mayor tiempo posible con los dos, que los dos seamos los que vamos con ella a las actividades, hagamos los deberes, etc

Yo tenía previsto irme a casa de mis padres esta semana, pero Sara no se decide a hablar con la peque (sigue con esa actitud cobarde) y aunque la psicóloga nos aconsejó decírselo durante las vacaciones para que no fuera un golpe en periodo escolar, también es cierto que en estas fechas "tan señaladas" da un poco de palo decirle que a su padre los Reyes Magos le "han echado de casa"...